Ha terminado la Cuaresma y con ella comienza la Semana Santa, recordando la última semana en la vida de Jesús, acabando con la Pascua, momento más importante en la vida del cristiano, el paso de la muerte a la Vida.
El amor es comprensivo y servicial; el amor nada sabe de envidias, de jactancias, ni de orgullos. No es grosero, no es egoísta, no pierde los estribos, no es rencoroso. Lejos de alegrarse de la injusticia, encuentra su gozo en la verdad. Disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor nunca muere. (1 Cor 13, 4–8)
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