Hoy empieza una etapa nueva y más importante en el tiempo litúrgico, la Resurrección de Jesús; se acaba la tristeza de la muerte y da lugar a la alegría de la Vida. Este es un tiempo que dura 40 días, hasta la Ascensión a los cielos.
El amor es comprensivo y servicial; el amor nada sabe de envidias, de jactancias, ni de orgullos. No es grosero, no es egoísta, no pierde los estribos, no es rencoroso. Lejos de alegrarse de la injusticia, encuentra su gozo en la verdad. Disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor nunca muere. (1 Cor 13, 4–8)
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